Los talleristas

Ya estamos terminando el segundo año del taller de escritura en Extensión de la UNNOBA. A los talleristas de siempre: Ghorma, Mora, Stella y Quela, se sumaron Melina, Noelia, Alaska, Sol y Marta. A continuación presentamos a cada uno de los que participa en el espacio. En la página principal, encontrarás nuevos cuentos, relatos y poesías que escribimos en la primera mitad del año. Las publicamos para compartir con quien quiera conocernos.


Ghorma

  Ghorma se define con problemas de comunicación oral, afirmación que es discutida.
En su adolescencia sospechaba que en la escritura se escondía uno de los placeres 
que encontraría años más tarde, al estar un año lejos de su familia.
  Con su tránsito por la vida va creciendo ese gusto por la pluma, que lo colma cuando 
su inspiración se encarga de pintar los aromas de sus sentidos.
  La escritura alimenta su mundo interior, que enarbola como bandera de libertad 
para sostener un tránsito digno por los caminos de la existencia.
  La variedad de sus experiencias terrenales es la fuente de inspiración que matiza 
y alimenta sus escritos. A menudo se presta experiencias con sus personajes hasta mimetizarse 
en las líneas de sus escritos.
 Ghorma escribe por la simple necesidad de expresarse y la imperiosa voluntad de encontrarse.









Melina

Me defino como una persona de mucho vuelo, pero en ese vuelo a
veces desaparezco, y me vuelvo a encontrar otra vez en el vacío de mí
misma.
Me descubro bipolar No me sale mucho decir no, pero vivo negando
todo.
Vivo poco el presente, porque me desvivo por el pasado y tengo pocos
recuerdos del futuro. Soy medio testaruda y hasta que no consigo lo que
quiero no suelo detenerme, y si me detengo me deprimo- Por eso
siempre estoy deprimida, porque normalmente no consigo lo que quiero.
Soy muy yoísta, pero me gusta dedicarme mucho a los demás, pero
repito: soy muy yoísta.
Amo la lectura, amo a las personas que aman la lectura, me gusta la
soledad, pero también la padezco. Amo la música, y creo que si ella no
existiera no tendría sentido existir en ningún aspecto, aún si, por
ejemplo, fuéramos correspondidos en el amor.
Quiero descubrir todos los secretos del mundo, pero si los descubriera
creo que ya no tendría sentido la vida.
Me defino como "algo", pero creo que los demás no ven mucha cosa
de mí, quizás algunos pocos me "vean". Si es así, aunque sea por esos
pocos, estoy salvada.





Mora

Mora es el nombre que me identifica en la autoría de los cuentos y relatos.
Lo sugirió un amigo haciendo un juego con mi apellido real. Pero también elegí
esa palabra por sus múltiples significados, que indica lo rico que es nuestro idioma por
la cantidad de acepciones que contiene una sola palabra según su uso.
Así, es un nombre femenino que identifica una fruta muy rica que deja huellas
al saborearla. La “reina mora” es un pájaro que canta bellísimo. En sentido jurídico,
puede implicar retraso, deuda en el cumplimiento de una obligación. Suele utilizársela
para señalar el lugar donde se habita y también identifica una raza donde la mujer
seduce pese a la represión que sufre permanentemente.
Como la palabra, suelo tener muchas facetas al escribir: puedo relatar una
realidad, describir lugares y situaciones con todos lo sentidos para ubicar al lector en
lo que mi mente y mano quiso trasmitir, o embarcarme mediante la escritura en lo
fantástico y mágico.
Disfruto de ese “escape” que significa escribir porque me permite ser, trasmitir
pensamientos y sentimientos.





Noelia

Me seducen los misterios y las aventuras terrestres-celestiales, amo el
vértigo, si las cuerdas no fuesen delgadas no tendría sentido caminar por
ellas. Generalmente soy muy dispersa. Soy de las que hacen mil cosas a la
vez, seguramente incompletas (claro).
Considero que mi vida es y será un eterno nomadismo geográfico,
intelectual, emocional, ya que me cuesta el descanso (en un sitio, en un
texto, en un sentimiento).
Creo que en la práctica, a veces, están buenos los blancos y los negros.
Pero en el pensamiento prefiero los grises indefinidos y desdibujados, son
los que me ayudan a crecer.
Me gustaría que las simplezas sigan su curso y no detenerme tanto a
complejizarlas; aunque muchas veces no es tan sencillo entender lo simple.
Amo a los niños buenos y más aún a los insoportablemente fastidiosos,
son mi cable a tierra y los grandes maestros de mis días, junto con la
naturaleza.
Si bien soy un tanto reflexiva, tengo que esforzarme demasiado para no
vomitar lo que pienso. Mis formas pueden resultar chocantes para quienes
no me conocen, pero luego se acostumbran (algunos no) a mis malos
hábitos de transmitir y terminan comprendiendo o conviviendo (o no) con
mis locuras conscientes.
Me está molestando demasiado no soñar, o bien no recordar lo que
sueño, aunque quienes me conocen dicen que es porque vivo soñando
despierta y ya no tengo qué soñar.
Mi relación con la escritura es eclécticamente intensa, me encanta que me
corrijan y sugieran. De todas maneras, soy mi mejor crítica. Sé que es un
garabato con coraje e incompleto, que no ambiciona perfección estética
sino emocional, por lo tanto no tiene límites ni atajos.
Para mí la escritura es una de las pocas banderas que no atan, me da las
alas y la identidad en el momento en que las necesito tener.






Stella

Siempre me gustó escribir, desde niña, pero lo fui postergando...
¿Por qué escribo?
Por la necesidad de transmitir emociones, para mostrar la magia 
de los colores de la vida, para hacer sentir la belleza de los brotes 
de cada primavera, por la ternura de mirar un nido formándose 
en un árbol, la delicadeza de un pimpollo abriendo en una hermosa 
flor, el milagro de las plantas creciendo, la nostalgia del 
perfume de las acacias, de un atardecer, del roce de unas manos; 
la tonificante caricia del sol sobre el rostro en una caminata, el
dolor de la pérdida de un hijo haciendo lugar al maravilloso
milagro de la esperanza, la calidez de compartir una numerosa
mesa, la fortaleza de la unión familiar, el alivio de reconocer
culpas y poder perdonar y perdonarnos, la maravilla de la
tolerancia de escuchar y respetar opiniones e ideas de otros,
la esperanza de ver una patria grande, justa, solidaria, en paz
y unión, la ilusión de que la humanidad sea el remedio de
tantos males que ella misma ha propiciado, la certeza de que
sólo el amor y la libertad traerán más amor y libertad.
O tal vez por las dudas que me suelen rondar...







Alaska

Tengo 15 años y mi sueño es ser escritora. 
Considero que lo que quiero decir, ya está dicho. Por eso voy a utilizar 
frases de unos genios literarios para poder contarles por qué me gusta escribir:
“Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad”. Paul Auster
“Tienes que amar la lectura para poder ser un buen escritor, porque escribir 
no empieza contigo.” Carlos Fuentes
“Escribir es la manera más profunda de leer la vida.” Francisco Umbral
“Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad.” 
Rudyard Kipling
“Escribir pese a todo, pese a la desesperación.” Marguerite Duras
“La verdad que escribir constituye el placer más profundo, que te lean es sólo 
un placer superficial.” Virginia Woolf
“Pero cuando los sentimientos finalmente se expresan te hacen
llorar, es simplemente eso.” John Lennon





Sol

Suelo escribir en momentos críticos de mi vida. 
Nunca pude hacer terapia continua con profesionales, 
pero sí escribí cuadernos enteros de penas y pocas alegrías. 
Recomiendo la escritura como forma de desechar penas. 
Yo escribo toda mi angustia y mis broncas, luego lo rompo 
y todo se va al cesto de basura. Eso me genera un gran alivio y paz.






Quela

Quela es el sobrenombre que me acompañó en mi infancia y
mi adolescencia hasta que comencé mi vida profesional como
docente. Es parte de mi vida.
Me defino como una soñadora que le gusta volar con raíces
en la tierra, amo la libertad y mi mayor placer es estar en
contacto y comunicación con la gente. Quizás por eso escribo
(aunque nadie lea mis textos). También me gusta estar sola, me
llevo muy bien conmigo misma.
Quiero seguir creciendo descubrir cosas nuevas,
sorprenderme con lo que la vida me presente.
He logrado olvidar lo que me causó dolor, porque elegí sólo lo
bueno; y sigo creyendo que las palabras y la poesía pueden
mejorar el mundo.






3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Gerardo H. Badoglio
    -Pluma Verde-

    De formación académica y profesión científica, resume en su seudónimo “Pluma Verde” su vocación y su pasión: la escritura y el fútbol (léase Sarmiento de Junín).
    Criado en una familia que sostenía la cultura del trabajo como única vocación, Pluma Verde logró acercarse al mundo de las maravillas humanísticas gracias a una prima de su padre, a quien cariñosamente llamaba “Tía”, ya que fue la responsable de enseñarle a ver, donde los demás solo se detenían a mirar. Es así que Tía Sonia, docente hasta su último suspiro, una tarde lo sentó frente a ella y le leyó “El Principito” sin saber que ese día lo transformaría para siempre. Desde aquel momento, inconscientemente, Pluma Verde comenzó a desandar el largo camino de la metamorfosis que, en algún momento, lo transformará en escritor.
    Se debe saber, y no es una cuestión menor, que atravesar el proceso de madurar esta vocación poco tiene que ver con la madurez atada a la cronología del cuerpo humano. Saber que: “…los grandes nunca son capaces de entender las cosas por sí mismos, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones…” es mucho más que recordar un libro para niños, saber esto es tener en claro a dónde queremos ir, pero más aún, comprender lo que esto significa es realmente conocer el camino.
    En fin…acá estoy, gracias por recibirme.

    ResponderEliminar